Es miércoles todavía,
amenaza lluvia
y tú estás lejos,
demasiado lejos,
a esa distancia que no se mide
en kilómetros u horas de viaje,
a esa distancia que no se salva
vadeando ríos, corriendo en un aeropuerto,
a esa distancia a la que gritos, llanto o
mensajes de audio
no llegan siquiera como un lejano eco.
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