Me envuelve una brisa suave, cálida,
se diría el aire que escapa de una risa franca.
Sin ser consciente del todo,
empiezo a desplegar mis alas.
El viento, alegre, va despeinando mis reparos.
Me mece, me divierte, me relaja, me estremece.
Antes de darme cuenta ya me tiene volando.
Riendo, hablando sólo cual cuerdo,
me elevo y me elevo, como un moderno Ícaro.
Una cometa, voy atravesando el cielo,
más allá de las nubes, jugando entre los pájaros.
Olvido los miedos, cierro los ojos y sigo volando
Floto tranquilo, siempre un poco más alto,
El aire me invita a giros imposibles
Propios de un gimnasta moldavo. ¡Pero basta! ¿Qué ocurre, que estoy cayendo en picado? El viento desaparece, las corrientes, de repente, ya no existen, el sol derrite mis alas. Y yo… yo, de golpe, me doy cuenta de todo lo que me elevaste del suelo.
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